Declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en 1993.

A orillas del Cidacos fue cabecera de comarca a la que da su nombre, “Tierra de Yangüas”.

De pasado merinero y comerciante, fueron los Yangüeses eximidos del pago del portazgo por Alfonso XI, por lo que no tenían que abonar tributos para comerciar por las ciudades y pueblos de Castilla, de ahí la tradición de los arrieros y tratantes Yangüeses con los que se incluso se encontró Don Quijote en tierras de La Mancha.

De su antiguo esplendor conserva su castillo y restos de muralla. Su casco urbano, muy bien conservado, está jalonado de casas blasonadas.

La Casa Consistorial, la Puerta del Río y la de la Villa, la parroquia de San Martín, la Torre Románica de San Miguel y la Iglesia de Santa María.


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